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Es necesario abordar de forma multidisciplinaria los casos de obesidad infantil. EL INFORMADOR / ARCHIVO

GUADALAJARA, JALISCO (14/ABR/2016).-Eventos como el divorcio de los padres, la llegada de un nuevo hermano o entorno disfuncional y abusos, pueden ser las causas que lleven a un niño a comer en exceso y tener obesidad, por lo que es indispensable detectar los factores emocionales.

La psicóloga del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Esmeralda Yelisse García Ortega, destacó la necesidad de abordar de forma multidisciplinaria los casos de obesidad infantil, que en los últimos años han ido en aumento.

Señaló que es frecuente la asociación entre factores emocionales y la problemática de obesidad y sobrepeso, sobre todo si el niño se enfrenta a algunas situaciones que le generen molestia o conflicto.

"Vamos a ver qué hay detrás de la obesidad, generalmente en el plano emocional tiene que ver con el protegerse de alguna situación. Hay algo que mi organismo no puede digerir, psicológicamente sucede lo mismo, es algo que no puedo eliminar", dijo

Aunque explicó que también puede ser un recurso para llamar la atención por alguna situación que esté viviendo.

La experta en psicología clínica e infantil, afirmó que el revisar las emociones del niño que se enfrenta a la problemática de obesidad, puede generar grandes cambios en su manera de relacionarse con la comida.

"Hay muchos casos que están asociados a la parte emocional, aunque también es necesario descartar que no haya alguna alteración endocrinológica", puntualizó.

Consideró que lo ideal es abordar al paciente de forma multidisciplinaria incluyendo el acompañamiento psicológico, si se detectara que detrás de los kilos de más, hay una situación emocional o psicológica o que no responde al tratamiento médico e incluso, se niega a apegarse a las recomendaciones del especialista.

Lo que procede, subrayó García Ortega, es una terapia para que el menor pueda canalizar ansiedades de forma saludable, sin tener que hacer de la comida un recurso para lograr esto.

Añadió que los padres deben procurar apoyar al niño en su lucha contra la obesidad y sobrepeso evitando fomentar conductas que lo lleven a excederse en la ingesta de comida, e incluso previniendo estas situaciones dándole un valor adecuado a los alimentos.

"Es muy común querer manifestar el amor con comida, si vas a una casa lo primero que se te ofrece es alimento. Debemos pensar cuál es el valor que le damos a la comida, emocionalmente hablando", indicó la especialista.

Es importante, manifestó, hacer consciente al niño de los motivos que lo llevan a comer en exceso, y en casa se pueden establecer estrategias para estimularlo a llevar una alimentación saludable que lo ayude a cumplir metas en su pérdida de peso.

La psicóloga del IMSS recalcó que es deseable establecer metas a corto plazo y motivar al pequeño, quizá con algún premio conforme vaya alcanzando objetivos.

via El Informador

Brandon Marshall's problems on and off the field could be a result of his borderline personality disorder.

Jonathan Daniel/Getty Images

When the Jets acquired Brandon Marshall from the Chicago Bears, they got a big, physical wide receiver who will immediately upgrade what was the NFL’s worst passing offense in 2014. The Jets also got a volatile athlete with a troubling past that includes domestic violence incidents, run-ins with police and conflicts with teammates.

Marshall’s problems may stem from borderline personality disorder, a disease linked to severe depression, mood swings, substance abuse and reckless behavior. The good news for the Jets is that Marshall has not only received treatment for the condition, but he has become an advocate for the mentally ill.

Football is still Marshall’s career, but battling the stigma that comes with mental illness has been his passion since he was diagnosed with BPD in 2011 at McLean Hospital in Belmont, Mass. Marshall has said he wants to raise awareness of mental health issues like Magic Johnson raised awareness of AIDS after he was diagnosed with HIV.

Marshall spent three months at McLean in 2011 undergoing intensive evaluation and treatment. Dr. Lois Choi-Kain, the medical and program director at McLean’s borderline personality disorder unit, said Marshall should be applauded for going public with his mental health struggles.

“He has been very public about his diagnosis, and I think that is very positive,” said Choi-Kain, who has not met Marshall and was not involved in his evaluation and treatment. “It shows a lot of courage and it shows what he has learned from his own treatment.”

Borderline personality disorder may explain why Marshall may be the most intense player on the field one minute and the most lackadaisical the next. It explains why he could catch a league-record 21 passes in one game with the Denver Broncos in 2009 — and why he was suspended that same year for bumbling through practices.

BPD might also explain — but not excuse — Marshall’s ugly run-ins with the law and clashes with his wife, Michi Nogami, and other loved ones, most of which occurred before he received his diagnosis.

People with BPD such as Marshall, Choi-Kain said, react to events with intense anger and rage. Relationships with spouses and other loved ones swing between intense emotions.

BPD patients often engage in reckless and impulsive behavior. They frequently abuse drugs and alcohol, Choi-Kain said. They express suicidal thoughts, and sometimes act on them. BPD patients, especially when stressed, struggle with self-understanding, Choi-Kain added. They can become paranoid and distrustful.

“They feel everyone is their enemy,” she said.

Regardless of Marshall’s history of troubles, Choi-Kain believes he can serve as an effective advocate for the mentally ill.